jueves, 31 de enero de 2013



En un pueblo de la sierra sur sevillana, junto al río Yeguas en la margen occidental, se encuentra la casa de la calera Ana Moriana Sojo, que en paz descanse, conocida por todos como Anita la calera. Una casita humilde y labriega agarrada a una herriza que compartía con Juan Polinario Duque, un pelantrín, Juanillo el hinchado -a saber por qué del mote-  y sus cinco hijos. La calera, se encontraba donde hoy la cochera de Capitán, el de las máquinas excavadoras. En la casa de Ana, todavía se pueden ver los restos de la actividad calera y ganadera: tinajas donde apagar cal o guardar aceite, cochineras, cocina de matanza, ataderos para las bestias, un mular con su pajar encima, etc. Vestigios de un tiempo que quedó ya lejos en el tiempo, huella de un pasado que... quién sabe, quizás esté próximo.





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