En un pueblo de la sierra sur sevillana, junto al río Yeguas
en la margen occidental, se encuentra la casa de la calera Ana Moriana Sojo,
que en paz descanse, conocida por todos como Anita la calera. Una casita
humilde y labriega agarrada a una herriza que compartía con Juan Polinario
Duque, un pelantrín, Juanillo el hinchado -a saber por qué del mote- y sus
cinco hijos. La calera, se encontraba donde hoy la cochera de Capitán, el de
las máquinas excavadoras. En la casa de Ana, todavía se pueden ver los restos
de la actividad calera y ganadera: tinajas donde apagar cal o guardar aceite,
cochineras, cocina de matanza, ataderos para las bestias, un mular con su pajar
encima, etc. Vestigios de un tiempo que quedó ya lejos en el tiempo, huella de
un pasado que... quién sabe, quizás esté próximo.
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