¡Buenos días!
La mañana es un momento de gloria que solo los más espabilados pueden disfrutar. En pocos minutos la luz te acaricia y la oscuridad huye despavorida. Es un encuentro fortuito, confuso e incomodo para los dos. Todo comienza a ser muy rápido, como si el espacio-tiempo se hubieran empeñado en desmontar la ciencia entera. El café ya huele, aroma a moca, y en la taza se mezcla con la leche. Me siento junto a la ventana y dejo que los rayos de sol calienten mi cuerpo, doy sorbos al café… pienso. Fin
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