martes, 2 de marzo de 2010

Era rusa y se llamaba Laika.

Ayer, rastreando en los blogs de los que soy un aficionado condicional, encontré un video del canal Cultural.es de Televisión Española. El programa se llama Archivo Sinapsis y el responsable es Joan Fontcuberta. El documental del primer programa se llama “Era rusa y se llamaba Laika”. Se trata de un documental que relata “el curioso caso, incomprensiblemente desconocido, de la reencarnación de la perrita Laika”; en palabras del autor. Merece la pena verlo. El final es un poco trágico y misterioso, muy misterioso.

El señor Fontcuberta, Licenciado en Ciencias de la Información, es profesor de Estudios de Comunicación Audiovisual en la Universidad Pompeu Fraba de Barcelona, además es fotógrafo, ensayista, artista, crítico y promotor de arte...
La historia de la perrita me ha dado que pensar. ¿Cómo el poder puede ser tan listo? ¿Cómo los dominados y alineados ciudadanos pueden ser tan tontos? Unos cuentan una historia y otros se la creen. Laika se convirtió en un símbolo del ideal comunista soviético. La perrita se sacrificó por el bien de los demás. Contra viento y marea aguantó hasta el final, no abandonó nunca sus ideas, sus valores altruistas y revolucionarios. El poder decidió que fuese una perrita la que encarnara al ciudadano por excelencia. Pero al fin y al cabo: una perrita, un animal. De compañía pero animal. Y como es sabido, sólo los seres humanos tenemos la capacidad de utilizar símbolos, de crearlos, entenderlos. Supongo que Laika nunca llegó a ser consciente de lo que estaba viviendo. Sus compatriotas los humanos sí (una mayoría). Creyeron ciegamente en lo que representaba la perrita para ellos y canalizaron todas sus energías en defenderlo. El poder consiguió lo que pretendía: el control sobre la ciudadanía.

Pero la cosa no es tan fácil, no se trata de que unos pierden y otros ganan. Como cuenta “San” Marvis Harris en su libro “Antropología Cultural”, de que las masas subordinadas no obtengan beneficio alguno, sino sencillamente que no se llevarían a efecto si al grupo dominante no le reportara también algún tipo de beneficio. En esto del poder todos salimos ganando. Curioso. El poder utiliza todas las estrategias a su alcance para perpetuarse. El poder para los humanos consiste en la capacidad de controlar la energía. El poder es el control sobre la gente y la naturaleza. Control sobre herramientas, técnicas..., sobre las mentes que son la mano de obra... el grupo dominante estipula unas condiciones y las tareas en las que las masas subordinadas tienen que consumir gran parte de la energía. En este sentido, si la suma de la energía de los dominados suma más que la de los dominantes ¿cómo pueden ser tan tontos los primeros?
A más energía más poder. El poder de unos seres humanos concretos no se puede medir simplemente sumando la cantidad de energía que regulan o canalizan. No podemos simplemente sumar toda la energía en forma de alimentos, productos y fuerzas cinéticas que fluye por las masas de “plebeyos” en comparación con la “nobleza” y obtener una evaluación de sus relativas posiciones de poder. El hecho es que gran parte de la energía consumida por las masas subordinadas en las sociedades estratificadas se gasta bajo condiciones y para tareas que el grupo dominante estipula o compele por fuerza a los dominados a que hagan y ejecuten algo. La propia realización de estas tareas depende de que aumenten el poder y bienestar del grupo dominante.

Siempre es bueno arrimarse al árbol que mas cobija, como dice la sabiduría popular. ¿Qué fulano de tal sea más rico que yo hace que yo sea más pobre que él? Si yo soy el mayordomo del Rey, pongo a su servicio mi “energía”, a cambio de mi fuerza de trabajo el Rey me da su protección y asumo el papel de subordinado. Hoy en día esto suena arcaico, medieval. Pero, después de leer mi contrato de trabajo, creo que las cosas han cambiado poco. Si a caso algo. Poco. Fulano de tal quiere ser rico y de camino se hace poderoso, porque el dinero es poder. El poder es la garantía de conservar la riqueza, una coraza, un castillo fortificado inexpugnable. Yo ofrezco mi mano de obra o fuerza de trabajo al empresario a cambio de un sueldo, regulado por ley. Él me da una protección económica y yo asumo mi rol y estatus en la jerarquía establecida (organigrama). Reconozco que soy un subordinado y asumo el poder y estatus del empresario. Una vez manos a la obra, si el empresario se hace más rico yo sigo cobrando igual, si se hace más pobre o gana menos yo voy a la calle por un E.R.E. (expediente de regulación de empleo).

Si los rusos se creyeron lo de Laika y después de la caída del sistema soviético se destapó la verdad oculta en años de comunismo y socialismo, nosotros que seguimos inmensos en la inercia del sistema capitalista, ¿de qué no nos estaremos enterando? ¿Nos la estamos tragando con papas y no nos estamos dando cuenta? Etc... Hay infinitas preguntas pero... pocos son los privilegiados que pueden salir fuera y contarnos lo que nos está pasando.

http://www.rtve.es/mediateca/videos/20091222/archivo-sinapsis/655063.shtml

http://www.rtve.es/rss/videos/television/TE_PCULTUR.xml

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