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Vista panorámica ce la otra orilla, desde la Avda. Tapaparrajas. |
Despertar en Casariche un domingo por
la mañana temprano, a eso de las 8 horas, es un placer. Se puede
escuchar un silencio enigmático. Parece como si los casaricheños se
hubieran puesto de acuerdo en hacer algo mágico: guardar silencio.
Casi puedo escuchar las neuronas de mi cerebro haciendo sinopsis y
cosas de esas. En la ciudad, Sevilla por ejemplo, se ponen de acuerdo
en hacer lo mismo pero sin magia, sin gracia. En la gran urbe siempre
hay alguien que lo estropea. Sin embargo en Casariche no se sale del
tiesto y el más revolucionario de los Quads. Éstas motos de cuatro
ruedas han irrumpido den la sociedad rural de la sierra sur como si
de una revolución en el mundo del motor se tratara; a demás de
buenos para arrastrar fardos en la recogida de aceituna, hacen mucho,
muchísimo ruido.
Cierto es que nuestra sociedad del
bienestar y todos los beneficios de los que podemos disfrutar se
sostienen sobre la quema de combustible fósil y, criticar o ir en
contra de esta práctica es una rebeldía; pero yo pongo el grito en
el cielo al respecto. Es una pena que uno de los pueblos más
“revolucionarios” de la década de los ochenta, junto a
Marinaleda y otros, se haya dejado engatusar por el mercado de
consumo desmesurado, ahora los Quads. Parece que el ruido de esas
máquinas causa un bienestar mental: ruído para no escuchar, para no
escucharse; en el silencio afloran las ideas, los sentimientos más
profundos y sabios. Hay muchas cosas en el mercado de consumo que
aunque sirvan para una cosa después se utiliza para otra. !Dónde
están los ideales revolucionarios! ¿Qué ha pasado con el lema
“Tierra y libertad!. Parece de parte de las nuevas generaciones de
este tranquilo y a veces silencioso pueblo han perdido valores o no
los han llegado ha conocer. Qué pensará Gordillo, alcarde de
Marinaleda líder del movimiento obrero, de esta dejadez ideológica,
el pueblo ha perdido la libertad y se ha dejado engatusar por otros
ideales más capitalistas: el consumo de combustible fósil para
hacer ruido y no escucharse a si mismos. Ha perdido la tierra,
hipotecada y en algunos casos embargada. Una pena.
Mientras tanto hay otra España que los
domingos por la mañana van a misa, en un enigmático deambular de
almas silenciosamente, y van a escucharse ante Dios. Escuchan la
llamada del señor, su líder, que les llevará a la tierra
prometida. Los movimientos obreros también siguen a un líder que
lleva a la utopía. Como siempre es bien sabido que son las dos caras
de una misma moneda. El movimiento 15M parece que se ha dado cuenta
que si algo falla en la política y en nuestra sociedad es la manía
de practicar una especie de “mesianismo sádico”, diría yo.
Quizás podríamos empezar devolviendo a los mesías, los líderes al
pueblo. Es una humilde propuesta. Dicho esto, guardo silencio... en
el silencio.
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